viernes, 5 de noviembre de 2010

Quien pudiera

Temía este momento. Todos los años igual, Marcos se aferra a mi cuello, se contagia, ya llevamos dos años con la misma historia, no sé cuando este chico se va a hacer mayor, el caso es que luego…sale contento. Aunque si lo pienso despacio…después de dejarlo berreando y lleno de mocos, me dirijo andando a la oficina, está a dos manzanas, cuando apenas me quedan treinta metros, siento desasosiego, angustia, Dios si pudiera permitirme una rabieta, una pataleta, me pondría a llorar como Marcos pero yo no puedo hacerlo, que difícil…y entonces sonrío, poco antes de atravesar la puerta.

5 comentarios:

  1. Muy buena, tu protagonista empatiza totalmente con el berrinche del niño. No le vendria mal lorar y pataler un poco ...jajaj

    ResponderEliminar
  2. Me gusta tu estilo. Volveré a leerte.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Me ha gustado mucho la narración..La entiendo perfectamente porque la he vivido en primera persona jajaja
    Gracias por dejar tu comentario en uno de mis blogs..Gus es una persona que conosco hace mucho tiempo ,al cual quiero y aprecio mucho
    Recibe mi cariño Victoria

    ResponderEliminar
  4. Gracias amigos por vuestros comentarios. El micro es una técnica que me gusta pero reconozco que soy principiante y tengo que pulir mucho. Yo soy más de alargarme en mis relatos desmenuzando el entorno describiendo pequeñas características de los personajes y esta técnica me resulta difícil de desarrollar. No obstante vuestros comentarios me alientan a seguir intentándolo. Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Sensibilidad a raudales de la madre que se debate en las dudas entre el corazón y la razón. Si se pudieran compatibilizar sin sufrimiento... pero me temo que ese dilema nos acompaña de por vida, y cada cuál que lo resuelva como pueda.
    Ilustrativo(s) tu(s) microrelato(s).
    Un beso, Medea

    ResponderEliminar